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Si bien en medio de la pandemia la tendencia en viajes está alineada con el wellness y el termalismo, la realidad pareciera no condecirse con eso.
Usualmente, a la hora de montar un spa, se confunde la calidad con el lujo, motivo por el cual a la hora de los balances los resultados no son los esperados. Por tal motivo, antes de hacer inversiones cuantiosas, es necesario realizar un diagnóstico y diseñar un plan de negocios.
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Dado que un spa debe captar los cinco sentidos, es de gran importancia considerar cada detalle. En ese sentido, es clave cuidar determinados conceptos a rajatabla, con el objetivo de que los huéspedes logren el estado de relax y bienestar deseado.
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Los baby boomers –población nacida entre 1950 y 1970, que en la actualidad representa un segmento de 78 millones de personas– son grandes consumidores de servicios de spa y antiedad, además de incorporar prácticas de vida sana.
Más allá de las estadísticas, es necesario considerar que hay realidades muy distintas entre América del Norte y América del Sur, donde se ha avanzado mucho pero todavía queda mucho por hacer. De todos modos, el mercado del wellness latinoamericano experimenta año a año un marcado desarrollo que lo coloca 4º en el ranking mundial de los que más crecen.
Para que el spa genere ingresos es necesario tener en cuenta que no basta con su instalación dentro del hotel, sino que se lo debe abordar como una unidad de negocios, estudiando a la demanda y enfocando los servicios a ella.
Esta área dentro de un spa evolucionó de manera considerable en los últimos años. Está integrada principalmente por los baños sauna y vapor, cuyos efectos deben conocerse y transmitir al usuario, de modo tal que pueda disfrutar de un momento saludable de relajación.
Innovar e incursionar en nuevas instalaciones y prestaciones, e incorporarlas al menú de servicios y tratamientos del spa, es una de las fórmulas más efectivas de lograr la fidelidad de los clientes.
El objetivo primordial de incorporar un spa a un hotel es aumentar la rentabilidad. Para ello será de gran importancia realizar un diagnóstico que responda a una investigación previa del mercado, el conocimiento de la competencia y la elaboración de un plan de negocios.
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En la actualidad el agua puede convertirse en un elemento que aumente la rentabilidad, tanto en el ámbito hotelero como gastronómico. En ambos casos, conocer su composición es primordial.