Cómo será el día después de la pandemia para el negocio turístico (y quienes llegarán a verlo) es hoy una pregunta inabarcable. Lo único seguro es que efectivamente habrá un día después y es tan inconcebible pensarlo sin viajeros, como imaginarlo sin aerolíneas, agencias u hoteles.
Qué hacen los gobiernos para evitar una crisis terminal del sector
Los gobiernos saben que, mientras priorizan el combate contra la emergencia sanitaria, no pueden dejar que los motores de la actividad económica se apaguen completamente. Y si no lo supieran tienen en la nuca el coro de entidades empresariales que cada día con más fuerza le recuerdan que detrás de la actividad hay millones de personas desesperando por una asistencia concreta.
“La pandemia ha puesto al sector frente a un peligro de colapso sin precedentes, lo que parece cada vez más probable a menos que se acuerde un paquete de rescate global para reforzar lo que se ha convertido en la columna vertebral de la economía global”, le imploró la semana pasada a los líderes del G20 la presidenta y CEO del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés), Gloria Guevara Manzo, quien les puso sobre la mesa las consecuencias que tendrían en la sociedad los 75 millones de empleos en riesgo inmediato y la pérdida devastadora de US$ 2,1 billones en 2020 que sufriría la actividad.
Lo cierto es que los gobiernos –casi todos- han empezado en los últimos días a anunciar planes multimillonarios de salvataje a diestra y siniestra para evitar que la economía se hunda irreparablemente. España, Italia, Francia y Reino Unido, por caso, destinarán entre un 15% y un 25% de su PBI para asistir financieramente a las empresas y personas ahogadas por la crisis. Excede a las capacidades intelectuales de esta nota juzgar si esos paquetes de ayudas alcanzarán o no. Lo interesante es –teniendo en cuenta que se extraña un abordaje global del tema- tener una primera aproximación comparativa de donde está puesto el foco de las ayudas y ver qué espacio se reserva al turismo en el bote salvavidas de cada país. Y una vez identificadas esas diferencias de abordaje, destacar aquellas que están pensando estratégicamente en el día después de la larga cuarentena viajera.
LOS CLÁSICOS.
A grandes rasgos, las políticas de salvataje públicas tienen tres focos bien marcados. Muchas de ellas incluyen ayuda financiera directa a los trabajadores de aquellas industrias paralizadas. Ya sea en forma de subsidio del salario por parte del Estado (desde el 35% en Ecuador hasta las 2/3 partes en los casos de Italia, Portugal o Reino Unido) o bien a través de virtuales fondos de desempleo, que liberan al empleador del compromiso de mantener temporalmente la plantilla ociosa (Chile o Estados Unidos van por ese lado). En algunos países directamente la contraprestación es la prohibición momentánea de realizar despidos. Algo interesante en este punto es que en la mayoría de los paquetes se incluye de alguna forma a los trabajadores autónomos.
En líneas generales, este tipo de subsidios para acompañar el pago de los salarios se dicta a favor de las empresas pymes de todos los sectores que se encuentren en crisis. No hay especificidad alguna para Turismo. Esto es un problema potencial, ya que cada vez que se aplican (sea el Repro en Argentina o las EREs en España) sobran los casos en los que las empresas se quejan de lo complejo que es completar los requisitos de esos procedimientos. Y las pymes turísticas no suelen ser las que mayor gimnasia tienen para sortear esa carrera de postas, donde participan todos los sectores.
Otro de los ejes más habituales de los planes de salvataje son las medidas de apoyo fiscal. De hecho, la mayoría de los gobiernos ya han anunciado líneas de créditos y garantías (otra vez el problema de los requisitos) para capital de trabajo o refinanciamiento de deudas, que en general incluyen a las compañías de turismo. Sólo algunos, como Portugal, Singapur o Australia, tienen líneas con fondos específicos y condiciones propias para el sector.
Dentro de este eje, también la mayoría de los Estados han decidido diferir el pago de impuestos (desde el IVA –los más generosos- hasta Ganancias, entre otros) y aplazar el pago de cuotas de préstamos o deudas con bancos y organismos públicos. Muchos por solo dos o tres meses, otros hasta por un año. Pero, en general, muy lejos de la eximición de “al menos 12 meses” que pidió el WTTC para evitar el colapso del sector turístico.
Lo que sí resulta diferencial es la condonación del pago de fees y tarifas que gozan específicamente hoteles, agencias y empresas del sector en algunas zonas de Australia o en Singapur.
CONTANTE Y SONANTE.
Un tercer y último estandarte reclamado por el sector privado es la inyección de liquidez y la asistencia de flujo de efectivo para ayudar a las pymes, puntualmente a las del sector.
En este punto, algunos planes de salvataje incluyen Fondos para garantizar la liquidez de las empresas en emergencia o préstamos directos para afrontar el trance. Pero, nuevamente, en la mayoría de los casos nada específico para la actividad, aunque hay excepciones interesantes de última hora. Por ejemplo, en Estados Unidos las agencias de viajes pueden aplicar al paquete de ayudas para las aerolíneas o en Reino Unido hay disponibles subsidios para los pagos de alquileres de los locales de la industria de la hospitalidad. Incluso, en Hong Kong para garantizar la continuidad del negocio de las agencias de viajes se creó un Fondo Antidepidémico con subsidios para las minoristas con dificultades (el 98% de las registradas ya lo solicitaron).
LA MIRADA ESTRATÉGICA.
Mucho menos jugosos en términos cuantitativos, pero más valiosos por la mirada estratégica que presentan, son algunas medidas bien concretas implementadas en algunos países de Asia-Pacífico. Singapur y Filipinas, por ejemplo, han decidido acompañar sus esfuerzos con planes de capacitaciones prácticamente 100% subsidiados para los empleados o nuevos desocupados del sector, lo cual devela una mirada anticipada pensando en la reconversión de la actividad.
Inclusive, en Filipinas ya destinaron una asignación específica para diseñar una nueva campaña direccionada al turismo interno. Es más, también dispusieron fondos para estudiar un plan de marketing y comunicación direccionado hacia aquellos países que no fueron afectados por el COVID-19.
¿Y LATINOAMÉRICA?
En nuestra región todavía no es posible encontrar medidas creativas y específicas, aunque varios países ya han lanzado planes de salvataje para la economía, cuya aplicabilidad al sector está en ciernes.
Excepto México, con mayor o menor profundidad la vía elegida en Latinoamérica es la asistencia fiscal.
El caso del país presidido por Andrés Manuel López Obrador es un claro lunar en la región, ya que el mandatario ha sostenido que no habrá condonación de impuestos para el sector turístico (como le pidieron todas las entidades locales) y que el apoyo a las pymes se limitará a no aumentar los impuestos ni el costo energético, al tiempo que rechazó recurrir a lo que llamó estrategias del modelo neoliberal.
En cambio, en el caso de Perú se creó el Fondo de Apoyo Empresarial para las mipymes (incluida Turismo) para cubrir créditos vigentes de capital de trabajo, así como operaciones de reestructuración y refinanciamiento de deudas. También se aplazaron diferentes obligaciones tributarias e incluso se amplió un Fondo que beneficia a las empresas más pequeñas que hayan tenido una calificación “normal” o “con problemas potenciales” en el sistema de riesgo. Además, se anunció un subsidio del 35% para el pago de salarios en compañías afectadas por la crisis.
Chile también prometió inyectar un equivalente a casi el 5% PBI a través de un paquete de medidas extraordinarias. Tal vez la más llamativa es que se permitirá la suspensión temporal de trabajadores, de manera de eximir al empresario del pago de sus remuneraciones (aunque se mantiene el vínculo contractual), que será cubierto con un seguro de cesantía financiado por el Fisco. El plan también incluye anticipo de devoluciones de impuesto y diferimiento de pagos de otros.
Medidas similares se aplican en Ecuador, donde también está en estudio algunas específicas para la actividad.
En medio del incendio se hace difícil mirar el día después. La urgencia es el salvataje. Será tarea del propio sector lograr un lugar propio en la balsa, pero sin perder de vista que también hay países que miran lo estratégico mientras se aferran al remo.
¿Y COLOMBIA QUÉ?
El gobierno colombiano tomó ciertas medidas para mitigar el impacto del Covid-19 en el turismo, y en cabeza del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, se presentaron las siguientes 10 acciones.
· Aplazamiento de las fechas para la declaración y pago del impuesto de renta, IVA, impuesto nacional al consumo y contribución parafiscal.
· Ampliar el plazo hasta el 3 de julio para la renovación del Registro Único Empresarial y Social (RUES), que incluye el Registro Nacional de Turismo y el Registro Mercantil.
· Línea de crédito “Colombia Responde”, que tiene un cupo de $ 250 mil millones para aliviar el flujo de caja de las empresas del sector turismo.
· Reducción de los aranceles a repuestos y otros insumos de los sectores de aviación y salud.
· Tarifa $ 0 para los servicios de estacionamiento de aeronaves de empresas colombianas de transporte público regular de pasajeros.
· La Superintendencia Financiera estableció medidas transitorias para establecer periodos de gracia y aumentar los plazos para los créditos de personas naturales y jurídicas.
· Más de 8.530 habitaciones disponibles en hoteles para ser utilizadas en el plan de emergencia hospitalaria.
· Capacitación para el manejo de la situación.
· Canales de comunicación permanente con los gremios del sector turismo, las regiones y entidades del orden nacional.
· Implementación de un canal de comunicación con autoridades de turismo de América Latina y organismos de turismo a nivel mundial.
Cada propuesta fue compartida con todos los gremios que hacen al sector turístico colombiano, y aunque recibida con incertidumbre ya que no es claro el futuro del sector, poco a poco los empresarios se han ido familiarizando en los temas de capacitaciones y líneas de crédito