La prolongada huelga en las fábricas de Boeing en Estados Unidos está generando graves repercusiones para la empresa aeronáutica, tanto en su situación financiera como en su imagen. El paro, que ha mantenido inactiva la producción durante varias semanas, ha derivado en importantes pérdidas económicas y ha generado numerosos retrasos en la cadena.
De acuerdo con estimaciones de expertos consultadas por la agencia Reuters, la paralización de las actividades le está costando a Boeing alrededor de 100 millones de dólares diarios en ingresos no percibidos. Este golpe financiero se suma a las dificultades que la compañía ha enfrentado en los últimos años, como las consecuencias de la crisis del 737 MAX y otros contratiempos operativos, que han afectado gravemente su estabilidad económica.
Agencias de calificación crediticia como Fitch, Moody's y S&P Global han alertado sobre la posibilidad de que una huelga prolongada resulte en la reducción de la calificación crediticia de Boeing. Esta situación, de materializarse, incrementaría los costos de financiamiento de la empresa, complicando aún más su acceso a capital en condiciones favorables.
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Además, la huelga ha afectado a la cadena de suministro de la compañía y está causando preocupación entre sus clientes, incluyendo aerolíneas que dependen de la entrega de nuevos aviones. Ryanair, entre otras, ha manifestado su inquietud por posibles retrasos en la recepción de aeronaves, lo que podría afectar su capacidad operativa y sus planes de expansión.
Boeing advierte: o se acaba la huelga o vendrán despidos masivos
Ante este escenario, Boeing enfrenta la urgente necesidad de alcanzar un acuerdo con los sindicatos para poner fin a la huelga y reactivar la producción. Sin embargo, la compañía también está bajo una creciente presión para reducir costes y mejorar la eficiencia, lo que añade complejidad a la resolución del conflicto.
El director financiero de Boeing, Brian West, ha advertido que, de no resolverse la huelga en breve, podrían adoptarse medidas como la reducción de la plantilla o la cancelación de pedidos. Estas declaraciones han generado incertidumbre tanto entre los empleados como entre los proveedores de la empresa.
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