La Justicia pone fin a más de una década de proceso judicial sobre la tragedia del vuelo de Air France que cubría la ruta París-Río de Janeiro en 2009, donde murieron 228 personas después de que la aeronave se estrellase contra el océano Atlántico: el Tribunal de París no ve delito alguno en Air France ni tampoco en la constructora del avión implicado, Airbus.
Air France y Airbus, absueltos del accidente París-Río 2009
Según el juez, la tragedia fue un homicidio involuntario y, aunque se probaron muchas deficiencias en los procesos de seguridad y servicio de Air France, la compañía no tiene una “responsabilidad firme” en la tragedia. Según el propio tribunal, “las pruebas presentadas no son suficientes para establecer una responsabilidad a la aerolínea”, ni tampoco en el caso de Airbus.
Una posición que comparte también la Fiscalía que, al igual que el juez, confirma que existieron negligencias, pero ve “imposible” demostrar ninguna conexión directa entre ellas y el motivo por el que se produjo la tragedia, según publican Le Figaro y Le Monde, este mismo lunes.
Por tanto, el motivo por el que se estrelló el avión fue que hubo “una mala interpretación de los errores técnicos por parte de los pilotos”, algo que llevó a una errónea aplicación técnica de las maniobras, lo que ocasionó el impacto del avión contra el mar.
De hecho, las defensas de la aerolínea y de Airbus hicieron hincapié en que, aunque se demostró que una de las sondas de velocidad se congeló y no ayudó a una correcta maniobra, los pilotos no supieron responder con destreza al imprevisto, recalcando incluso que uno de ellos, el que más experiencia tenía, estaba durmiendo durante el vuelo.
Se trata de la mayor tragedia aérea de Air France y de toda la historia del país, que dejó huella en la sociedad, la cual todavía recuerda las imágenes de los familiares de las víctimas luchando y protestando en las instancias judiciales contra la aerolínea y la empresa fabricante de la aeronave. Las autoridades tardaron dos años en localizar los cuerpos y las cajas negras del avión, las cuales estaban a 4.000 metros de profundidad y dieron pie a la investigación.
Un juicio que hoy ve su fin, después de demostrar que Airbus cometió cuatro imprudencias. Entre las más graves, no modificar un tipo de sondas (Pilot AA) para evitar la congelación de piezas del avión y esconder información importante a las compañías sobre elementos que podrían suponer una merma de la seguridad de sus aviones.
Por parte de Air France, la justicia francesa, aunque le quita responsabilidad final, le da un tirón de orejas al señalar que cometió dos "imprudencias culposas” relacionadas con las comunicaciones a sus pilotos sobre el fallo de las sondas, motivo por el que se habría producido el accidente. Pero en ningún caso habrían sido el motivo final de la tragedia, dejando caer la responsabilidad final en los pilotos, ambos fallecidos también en el siniestro.
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