El lunes 3 de noviembre de 2025 el Gobierno de Perú anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con México, luego de que la embajada mexicana en Lima concediera asilo político a Betssy Chávez, ex primera ministra peruana investigada por cargos de rebelión vinculados al fallido autogolpe del expresidente Pedro Castillo.
Ruptura diplomática Perú-México: alerta en el turismo bilateral
La decisión peruana de romper relaciones con México abre un escenario de incertidumbre para el turismo entre ambos países, en plena fase de recuperación.
Se rompieron las relaciones diplpomáticas entre Perú y México y ya se evalúan los posibles impactos en el sector turismo.
El Gobierno peruano calificó la acción mexicana como un “acto inamistoso” e intervención inadmisible en asuntos internos.
Este quiebre irrumpe en un momento de recuperación real del turismo regional.
En 2023, 76.300 turistas mexicanos viajaron a Perú, según cifras difundidas por la prensa y citadas por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR).
Aunque el volumen es aún moderado, México ya se configuraba como un mercado de emisión con proyección creciente para el turismo peruano. Y Perú, por su parte, cerró 2024 con un repunte sostenido del turismo internacional, lo que anticipaba mejoras en ambos sentidos.
Consecuencias posibles para el turismo Perú-México
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Reducción de flujos turísticos por deterioro en la percepción bilateral.
Posibilidad de reinstaurar restricciones documentarias o ajustes migratorios.
Enfriamiento de acuerdos, campañas y cooperación turística bilateral.
Aerolíneas y operadores revisando viabilidad de rutas y paquetes.
México ya había evaluado en 2024 restituir la exigencia de visa para ciudadanos peruanos, lo que generó alerta inmediata en el ecosistema del sector peruano. Hoy, con relaciones oficialmente quebradas, el escenario de fricción regulatoria vuelve a escena.
Voces del sector turístico mexicano y peruano
Andrés Martínez, director general del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, afirmó que “la demanda se ha recuperado, pero la estabilidad de las relaciones bilaterales es un factor clave que no podemos subestimar”.
En la misma línea, Bernardo Cueto Riestra, secretario de Turismo de Quintana Roo, sostuvo que “el Caribe mexicano continúa siendo un destino privilegiado para viajeros sudamericanos, pero ante un conflicto diplomático como este debemos prever acciones de contingencia para responder a una posible caída del turismo peruano”.
Por su parte, y en relación al impacto que supondría para el sector turismo, fuentes cercanas al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú comentaron a Ladevi que la línea de comunicación será un llamado a la calma y a enfatizar que se trata de un tema político que no afectaría las relaciones comerciales ni de turismo.
Asimismo, refirieron que desde la imposición de la visa para ciudadanos de ese país como requisito para entrar a México el mercado se cayó en un 70% u 80%.
Un riesgo para el crecimiento futuro
Aunque por ahora no se observaron caídas drásticas en la demanda turística Perú–México, la incertidumbre generada introduce un freno potencial para la planificación comercial, el desarrollo de rutas, la inversión turística, el marketing binacional y la curva natural de recuperación pospandemia.
La evolución de este conflicto diplomático será determinante para definir si el turismo bilateral ingresa en un período de estancamiento o logra sostener su camino de expansión pese al shock político.

