Inicio
Opinión

EL DÍA QUE SE ROMPIÓ LA FUENTE

Cuando una fuente se rompe hace un gran estruendo aunque el agua que corra de ella no sea lo suficiente como para causar una inundación. Sin embargo, sí logra espantar a todos los que se encuentran cerca de ella o que de alguna manera dependen de esa fuente para sobrevivir. Lo que vemos actualmente en la política internacional y que afecta, de una u otra forma, al turismo, son grandes estruendos que espantan al turismo por razones que, al final, no existen o si existen no son tan fuertes como parecen.
Parecería que en lugar de haberse roto una fuente hubiese sido una presa la que, como la del reciente caso de California, estuviese a punto de estallar y sepultar a todos los viajeros del mundo. Como ya lo hemos comentado antes, los viajes y el turismo son fuente de vida y un irrenunciable derecho, el cual no puede ni debe coartarse especialmente en países de y o hacia ellos, que se precian de ser íconos mundiales de libertad y democracia participativa.
Hemos visto recientemente reacciones de los dos lados de la frontera de potenciales viajeros hacia o desde México y Estados Unidos que temen ser recibidos negativamente por los residentes de uno u otro país.
No hay nada más lejos de la verdad que esto. Aunque Estados Unidos y México hayamos tenido episodios históricos que más valdría sepultar en los panteones de la historia, los mexicanos recibimos tradicionalmente a los visitantes de cualquier país sin distinción, con los brazos abiertos, y esto no puede cambiar por ninguna razón, así como también los residentes de Estados Unidos tradicionalmente reciben al viajero mexicano con una actitud positiva de bienvenida.
Ambos países nos necesitamos mutuamente y ningún político ni ninguna acción negativa puede o debe cambiar esta realidad. Estamos ante un mundo nuevo, es cierto, un mundo inesperado que nos trae grandes retos, que nos deja perplejos y que nos hace transitar por caminos inesperados que tenemos que ir descifrando cuando los recorremos, paso a paso, con esperanza, tranquilidad, pero más que nada con sabiduría y comprensión.
Por su propio esfuerzo y por una gran realidad, por su hospitalidad, por su tradición, por su cultura, por su gastronomía, gran historia y cultura, además de una gran belleza física con bosques, selvas, desiertos, playas y mares, además de por nuestra gente, nuestro país ha logrado subir en posiciones en el mercado mundial en turismo receptivo, hasta lograr estar dentro de los primeros 10 países del orbe en recepción de visitantes internacionales. Debemos cuidar ese gran tesoro y demostrar a nuestros visitantes actuales y futuros sin distinción de nacionalidad, raza, religión y filiación política, que son y seguirán siendo bienvenidos.
Asimismo, estamos conscientes de que la gran mayoría de los estadounidenses no comulgan con ideas extremas y que reciben con los brazos abiertos a los visitantes de cualquier país, pero principalmente a sus vecinos del sur. Para ellos no existen barreras físicas ni mentales para recibir a los visitantes con buenas intenciones. Los mexicanos en particular, tenemos la gran fortuna de tener libertad de movimiento, de traspasar fronteras sin restricciones en la mayoría de los países de nuestro mundo y en particular a Estados Unidos. Reparemos fuentes rotas, retemos a la historia y construyamos, nosotros, puentes entre vecinos y no muros que

FUENTE: el-dia-que-se-rompio-la-fuente

Temas relacionados

Deja tu comentario