Una de las mayores preocupaciones de los que estamos en el negocio de los viajes es, sin dudas, cómo se va a comportar el mercado: ¿Habrá fluctuaciones en el tipo de cambio que puedan afectar drásticamente el comportamiento del turismo?, ¿existirán movimientos políticos que puedan influir en las decisiones de los viajeros para que sus planes de viajes no se vean afectados?, ¿habrá hecatombes naturales que afecten los planes de viajes o simplemente las economías se comportarán como prevén las autoridades de los bancos centrales de nuestros países?
Uno de los placeres más grandes del que pueda gozar el ser humano es sin dudas viajar. Viajar nos vuelve libres, nos emociona, nos une y nos enseña. Por lo tanto, cualquier variación de las condiciones naturales en las que nuestra vida transcurre, nos preocupa y nos altera.
Gozar de la libertad de movimiento es un placer negado a millones de habitantes. Quienes radican en países con libertad de movimiento, con libertad de viajar libremente, son privilegiados y la incertidumbre de poder hacerlo en circunstancias más allá de su control, los asusta.
En el mundo actual, México es privilegiado ya que las fluctuaciones económicas no nos logran afectar tanto como a otros viajantes.
Pongamos el ejemplo de Brasil, destino que tuvo un gran "boom" durante el gobierno de Lula da Silva, a tal grado que a los brasileños les salía más barato viajar a Estados Unidos que dentro de su país, y no solo viajar, sino gastar enormes sumas de dinero en sus viajes. En esos momentos no era difícil ver en los centros comerciales de Orlando a familias enteras de compras, a tal grado que se opacaba a visitantes de otros países más conservadores.
Para los brasileños, el sueño de viajar se hizo realidad. Pensemos que Brasil es un país que, aunque puede visitar destinos cercanos por tierra fácilmente, su sueño de escapar de su realidad cotidiana se estaba logrando al poder viajar a larga distancia en avión.
La gran diferencia con los mexicanos es que tenemos la fortuna de poder tomar un automóvil y llegar a la frontera con uno de los países más importantes del mundo, Estados Unidos, desde la capital en menos de 12 horas de manejo.
Después del gran "boom" económico que tuvo Brasil en esos años, la realidad de la devaluación de su moneda hizo que el gran sueño se redujera a sólo una minoría que puede viajar en cualquier circunstancia económica. Ya no se ven las grandes muchedumbres de Brasil en los centros comerciales de Estados Unidos.
El ejemplo de Brasil nos ilustra algo muy interesante. Países como éste son muy sensibles a los cambios en su economía y a su habilidad para poder viajar y gastar. Por lo tanto, los destinos a donde ellos viajan se ponen felices cuando la economía brasileña mejora y sufren cuando ésta disminuye sustancialmente como ha sido en estos últimos años. Además, les afecta sensiblemente la situación política actual por la cual removieron a su presidenta elegida democráticamente, a quien, casualmente, también le afectó la economía, una de las razones por las cuales fue removida de su puesto.
El ejemplo de Brasil es muy significativo comparando con lo que sucede en México. El mexicano sí es consciente de su situación económica ya que le afecta la posibilidad de salir de su país y viajar libremente, gozar y comprar, no por nada el mexicano es visitante favorito en muchos lugares de Estados Unidos.
La gran frontera que nos separa de Estados Unidos hace que haya miles de maneras de poder salir del país, ya sea a pie, en auto, en autobus, etc. El número de turistas brasileños que visitan Estados Unidos no llega al millón de personas, pues también están limitados en su capacidad aérea y, sin embargo, los mexicanos, en el último año hemos llegado a Estados Unidos, hospedándonos por lo menos una noche en ese país, en números récord. Más de 17 millones lo visitamos en el último año e, impactante como suena, de ese total cerca de 9 millones visitaron el estado de Texas, llevándose el trofeo del mayor número de visitantes del mundo a ese estado.
Este año la preocupación ha sido la gradual "revaluación" del dólar contra la mayoría de las monedas en el mundo, impactando a muchos países, entre ellos, obviamente al nuestro.
Afortunadamente el mexicano es libre por naturaleza y aunque se limite por algún tiempo en sus viajes, tarde o temprano acepta la realidad y vuelve a pensar en llevar a cabo ese sueño con su familia sabiendo que esas experiencias se vuelven inolvidables y que "lo vivido nadie se los quita".
FUENTE: los-viajes-y-las-revaluaciones-del-dolar